Thursday, June 22, 2006

Yonqui literaria

Una vez cada cierto tiempo, a veces con eones de diferencia, se encuentra un autor que nos encanta. De pronto te parece mentira que hayas pasado X años de tu vida sin disfrutar algo tan bueno y te bebes hasta el último libro suyo que puedas conseguir. A mí no me pasa mucho; encuentro cosas que me gustan, claro, pero esa fruición absoluta, esas ganas de devorar, cada vez me atacan menos. Será la edad.
Sin embargo, hace unos días se me ocurrió sacar de la biblioteca un libro de relatos de Roald Dahl. Había leído Matilda, claro, y Charlie y la Fábrica de Chocolate, y Charlie y el Gran Ascensor de Cristal, y obviamente pensaba que era de la mejor literatura infantil que se ha hecho nunca (por Dios, una fábrica enorme de chocolate, el el Libro Supremo Infantil, sin duda). Son libros auténticamente bien hechos, desde la honradez, desde la ternura, sin asomo de paternalismo, con un deje de crueldad y con muchísimo amor hacia (algunos de) sus personajes.
Bueno, pues el otro día agarré el libro ("Historias extraordinarias") y me dije "hala, Marina, vamos a leernos un relatito para olvidarnos de los exámenes y luego seguimos estudiando" (yo es que de mí misma hablo en plural mayestático). Dos horas después, pasaba la página doscientos veinte del libro y lo cerraba, completamente exhausta. La tarde de estudio, perdida absolutamente, y yo hiperexcitada y con hambre de más.
Desde entonces me he leído a razón de libro por tarde otros dos libros y medio del amigo Dahl. Ese tío es un puto genio. La bibliotecaria me ve sacar todas sus obras como una desquiciada y sacude la cabeza, comprensiva. Marina leyendo en el autobús, ignorando a sus amigos para sentarse a leer sola en la cafetería de la facultad, ignorando a sus compañeras de piso para leer mientras come... Vaya, como cuando leía de pequeña y era enana y repelente y pedante y absolutamente feliz.
No se me da bien comentar libros... además, los libros no se comentan, se leen. Pero no podía dejar pasar estos días de exámenes y universo Dalhiano sin recomendaros que os déis un paseo por sus cuentos. Están tan bien hechos que ni siquiera puedes verle los hilos, como un fantástico marionetista que hace que ignores que hay alguien detrás moviendo los muñecos. Los cuentos son redondos, son agudos, son estremecedores, son divertidos, son crueles. A decir verdad, este hombre me va a retirar del mundo de la literatura, porque dudo mucho que en toda mi vida se me ocurra una sola idea tan buena como las de sus relatos. Pero bueno; cada uno es como es, y tiene lo que tiene.
Podría tirarme un siglo hablando de Roald Dahl, porque leerle me está haciendo pensar mucho sobre la literatura, la imaginación y la vida (temblad, lectores, temblad). Pero tengo que dormir y estudiar y comer y estudiar y toda esa vida tan maravillosa que llevo ahora y que tango tiempo me deja libre para escribir y pensar en mis cosas. Así que no leáis a Dahl, al menos no hasta que llegue el verano, porque en cuanto lo tengáis entre manos no os va a dejar hacer otra cosa.

5 comments:

Golfo said...

(2 horas)x(3600 seg/hora)=7200 seg

(7200 seg)/(220 páginas)=32.72seg. por página

¿Es un pájaro, es un avión... ?

Qué envidia.

Anonymous said...

Yo también soy absolutamente obsesiva con los libros :)

(Lo que es un "problema" para el resto de las cosas que hay que hacer en esta vida, claro)

Según te leo explicarlo con tanta pasión, me dan muchas ganas de leer más cosas de Dahl... pero creo que voy a esperar a mis vacaciones... que ahora no puedo permitirme ser abducida de esa manera!! ;)

Besicos y suerte con los examenes.

Ruth said...

Gracias por la recomendación. Últimamente me ha dado por pensar que hace tiempo que no leo nada realmente bueno, todo lo que elijo son novelillas de bolsillo para pasar el rato y realmente no me aportan nada. Autor apuntado y obras a la lista (cuando termine de leerme los cuentos de misterio recopilados por Elizabeth George, mi autora de misterio favorita, y el último del que escribió "El Club Dante", que ahora ha sacado uno sobre la muerte de Poe).
Yo, aunque tenga una lista interminable de cosas para hacer, prefiero dejarlo todo y dedicarme a leer. Qué manera más edificante de perder el tiempo.

Anonymous said...

Leí hace algún tiempo a Dahl. "Charlie y la Fábrica de Chocolate" fue para mí todo un descubrimiento. Lo leí de pequeñajo y creo que fue el culpable de mi pasión por el chocolate. Aún tengo pendiente la segunda parte pero caerá un día de estos. Por cierto, ¿leíste el relato "El Hombre del Sur" (creo que se titula así)? ¡Fantástico!

Un saludo.

M. A. G. A. (nada que ver con rayuela, son las siglas de mi nombre,,,) said...

Boluda!! la priemra vez que yo lo lei me quedé igual , solo que yo no escriía y me dieron ganas de empezara hacerlo:-D

Abrzs