Tuesday, October 17, 2006

Extraña mezcla

Creo que lo malo, no ya de escribir, que al fin y al cabo tampoco escribo tanto, sino de leer, es que una acaba adquiriendo una especie de deformación no profesional, por así decirlo. Se podría llamar "sentido de la historia" (me lo acabo de inventar). En mi caso, consiste en que tiendo a buscar que mi vida, o incluso las vidas de los demás, tengan una conexión, un orden. Las personas no son personas, sino personajes, y tienen sus motivaciones ocultas, sus caracteres arquetípicos y una especie de destino, fatal o no, que los lleva a un sitio que no tengo muy claro cuál es, pero existe.
Así, miro mi vida y pienso que si fuera una novela no tendría ni pies ni cabeza. Como mucho, sería un mamotreto tipo John Irving, como "El Mundo según Garp": un libro que no tiene más remedio que gustarte pero cuyo argumento, al final, no podrías explicar con precisión. Una sucesión más o menos entretenida de peripecias vitales que no se sabe bien si llevan a alguna parte.
Todo esto viene a que J. me dijo el otro día una frase que me gustó: "la extraña mezcla de circunstancias que es mi vida, y que no tengo más remedio que aceptar, porque no tengo otra". Yo a veces veo mi vida un poco absurda. Ni mala ni buena; absurda, sin más. Y la mayoría del tiempo no la acepto y me pongo a buscar frenéticamente el personaje que le falta o el cápitulo que le dará un poco de redondez al argumento.
Hoy, sin embargo, he desayunado en la facultad un mollete y un café con leche. Mientras esperaba en la barra he suspirado profundamente. "Vaya suspiro, hija mía", me ha dicho el camarero mientras me servía la leche en el café. "Es que estoy contenta", me he apresurado a aclarar yo, "contenta de desayunar".
Así que hoy sí que me gusta esta extraña mezcla de circunstancias que es mi vida.

5 comments:

Golfo said...

A mi me pasa algo parecido... tiendo a ver la vida y las historias como un dibujo, un mapa, una cartografía, con sus orografías, sus llanuras, rios y cordilleras, sus caminos y relaciones, sus ejes, sus territorios adjetivados (del amor, del miedo, del placer, de la ternura de la ambigüedad...), sus caminos y fronteras, sus estaciones y sus mercados, sus barrios humildes y sus grandes capitales... Supongo que es deformación profesional...
Y lo más gracioso de todo es que luego cuando me planto delante de una planimetría, no puedo dejar de leerla como si fuese una historia.

PipeRB said...

Bueno, Borges decía que a fin de cuentas todos escribimos el mismo libro, los escritores estamos interconectados de alguna manera. Si lo llevamos al ámbito de lectura, ¿no leeremos todos, hija mía, el mismo libro a fin de cuentas y por eso existen las palabras y nos podemos decir las cosas?
Un abrazo

Blackberry said...

A veces yo veo mi vida como si fuera una película (con risas enlatadas, sus momentos románticos o de drama con musiquita...)

A veces es una comedia americana de las más bobas, otras una película francesa, o española.

(Por cierto, me ha encantado eso de "contenta de desayunar" :))

Señor S. said...

Ah, mirar la propia vida como si fuera una novela desestructurada cuyo enigmático argumento no tiene fin y prosigue indefinidamente... me suena, y sí, es bueno estar contento de desayunar café con leche en la facultad... también me suena

Saludos :)

Anonymous said...

No te machaques asi "carpe diem"