Marina: si me viera mi profesora de educación física, lloraría lagrimones como puños.
Ana: la mía me daría un cogotazo, que no fui ni dos meses a clase.
Marina: ¿y eso?
Ana: pues nada, que quería que saltáramos el potro sin manos. Estaba loca, joder. Y a los dos meses yo le dije: "mira, yo no voy a venir, así que suspéndeme si quieres".
Marina: ¿y qué hizo?
Ana: suspenderme.
Marina: ¿y tú qué hiciste?
Ana: presentarme en junio al teórico, con los gordos.
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