Saturday, November 19, 2005

Metapost

¿Dónde está la frontera entre la privacidad y la ficción? ¿Dónde acaba Marina la real y empieza Marinainthemiddle? Me he puesto hoy a reflexionar a cuenta de una conversación con un amigo, que dice que le parece muy heavy mi costumbre de dar la dirección de mi blog a la gente que conozco. Es cierto que a veces me gustaría que éste fuera un lugar secreto, ser únicamente un ente virtual a quien nadie conoce. La cuestión, supongo, es que yo soy más escritora que bloguera. Un bloguero es más anónimo, más travieso, más virtual. Como escritora, no debería darme miedo que los demás lean lo que yo quiero que lean, aunque hable de mi dolor, aunque aparezcan mis fantasmas. En muchos casos, este blog es un ejercicio de exhibicionismo, de perder mis miedos. Utilizo mucho a las personas, sus rasgos, sus historias. Exagero lo que veo y lo convierto en ficción, pero puede verse mi huella como el rastro de una renqueante babosa. No quiero que me de miedo que esas personas se reconozcan o me reconozcan a mí , porque pienso seguir haciéndolo toda la vida.
Sin embargo, ¿hasta dónde pensáis que llega mi desnudez emocional? Es cierto que hay mucho de mí aquí, pero como dice este post, “no os cuento mi vida, sólo os la escamoteo”. Cada uno de los textos que publico ha pasado antes por un filtro que es mi propia censura. No se trata de mirar si cuentan o no algo íntimo, o si dejan demasiado al descubierto quién soy yo exactamente. Opino que hay dos formas de escribir: utilizando la literatura como pretexto para contar las miserias y utilizando las miserias como pretexto para hacer literatura. Personalmente, prefiero la segunda, y ése es el criterio de calidad por el que mido lo que publico en el blog. Cuando la historia ha de ser contada, sin importar que me deje bien o mal, sin importar que realce o no la imagen de pseudointelectual que en fondo me gusta dar… entonces voy y la cuento. No me importa usar mi vida para escribir, pero sí me importa escribir para que los demás sepan cómo es mi vida. Imagino que sigue siendo el consejo número dos.
En cualquier caso, no sé si me conocéis. No sé si es más real la Marina que escribe aquí que la que toma cafés y cañas en el otro mundo, el real. Supongo que es la segunda la que está verdaderamente viva, pero me fío tanto de las palabras que no lo puedo asegurar del todo.
Ahora sólo me queda saber vuestra opinión ; )

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