Sunday, June 12, 2005

Aviso: post moralista

No sólo me estoy empollando todo el puñetero cerebro humano (como le dije a Funes, yo que pensaba que dentro de mi cabeza sólo había una nebulosa de luz blanca, y va a ser que no), sino que me da tiempo a reflexionar sobre la vida, la ética, los animalitos…
Para quien no lo sepa, me he hecho vegetariana. Sí, ya sé que todos los que me habéis visto engullir con deleite un solomillo o una loncha de jamón serrano diréis: a esta se le ha ido la pinza. Vaya chorrada, vegetariana, lo que le faltaba ya… que se encargue de cosas más útiles y se deje de alternativismos que, total, no sirven para nada. Otros diréis que quiero adelgazar, que me ha dado por ahí pero se me pasará o que me he dejado convencer por “oh, que pena, los animalitos” en lugar de hacer caso al incuestionable argumento de que ellos están ahí para servirnos.
En cualquier caso, después de una reflexión profunda, esa es mi decisión y aquí la comparto con todos :D. Así que estoy leyendo “Liberación Animal”, de Peter Singer, y contrariamente a lo que pensaba, no es ningún manual radical de consignas veganas, sino un texto ético muy razonado, suave pero inflexible, que avanza con cautela asestando pequeños golpecitos a tu ego antropocéntrico y carnívoro y termina por dejarlo K.O. Buscando por Internet he encontrado esta página anarquista que tiene un apartado de liberación animal; os recomiendo encarecidamente el texto “Hacia una vida ética” y el de “Contrólate tú mismo para que nadie te controle”. El primero también es de Peter Singer y es muy bueno. El segundo ya sí es un poco rollo consignas y demás, pero dice algunas cosas TREMENDAMENTE sensatas. Alguno dirá, como decía yo, algo como “¡Uh, Uh, vegetarianismo, anarquismo, radicalidad, nooooo!”, pero os aseguro que hay mucha verdad en esos textos, y que tras años de conformismo antiradicalización me estoy dando cuenta de que, tal y como está el mundo, la moderación es igual a nada. Quiero vivir sin intentar imponer mis ideas con violencia pero con las cosas claras. Tierno pero inflexible, como decía no me acuerdo muy bien quién. O “sin amor, todo es nada” (esta es de Santa Teresa).
En fin… yo y mis dilemas morales en época de exámenes. Antes estas cosas ni me las planteaba, porque como soy escritora, pensaba que nosootros los artiiistas no nos preocupamos de arreglar el mundo, sino de embellecerlo y de captar la verdad en sus aspecto más crudos. Ahora opino que a) Para mí, que soy blanca, occidental y de clase media, un aspecto crudo de la vida es el desamor, la soledad o el caos del universo; para una niña oriental, crudeza puede ser prostitución, y eso no tiene nada de artístico y b) hay que eliminar, por lo tanto, todos esos aspectos de la vida tan horrorosos que ni siquiera se puede hacer literatura sobre ellos que no sea pura denuncia social, y dejar sólo lo que no es consecuencia directa de la maldad humana.
Conclusión: yo voy a intentar llevar una vida más ética. Poco a poco, pero lo voy a intentar, porque este mundo no me gusta un pelo y creo que no puedo quedarme de brazos cruzados, autocomplaciéndome en el brillo de las gotitas de lluvia sobre las hojas de los árboles. A quien quiera saber cómo pienso hacerlo le puedo contar las pequeñas cositas que voy introduciendo en mi vida. Por supuesto, el activismo y el embelesamiento frente a las gotas de agua no son incompatibles (que es lo que yo creía antes), igual que la felicidad y la escritura tampoco tienen por qué serlo (esto también lo creía yo; para quien no me conozca, tengo un gran surtido de ideas preconcebidas sobre casi todo).
Ahora me interesan más los animales y las plantas. Yo antes era antropocéntrica total (en plan: “no tengo perro porque prefiero la compañía de un humano” o “yo es que soy urbana, y además la ciudad es mucho mejor que el campo, donde vas a parar”); ahora, en plan Diógenes, “más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”, aunque no tenga. Esta mañana me he ido al García Lorca a leer el periódico y me he acercado a donde están los patos. Había uno negro y verde que tomaba el sol en la puerta de su caseta, hinchando las plumas del cuello. Otro nadaba tranquilamente por el estanque, moviendo sus pies palmeados como yo cuando hacía natación y sacudía mis aletas en la piscina. Aunque no estoy muy segura de que el estanque de un parque sea el mejor lugar para los patos, he pensado que es indudable que los animales saben lo que quieren y lo hacen, y que cualquier actividad humana que suponga lo contrario (que los animales no tienen intereses y que podemos hacer con ellos lo que nos apetezca, incluido encerrarlos de por vida para matarlos, trocearlos y comérnoslos) es un engaño para gente a la que le importa más su paladar que la ética.
Bueno, ya vale de lecciones por hoy… Sólo quería compartir esto con vosotros (es a elegir: o comparto esto o las apasionantes subdivisiones del hipotálamo, porque ahora mismo no hay mucho más en mi cabecita). Si podéis sacar algo de provecho, bien; yo voy a intentar seguir buscando mi camino.

1 comment:

Anonymous said...

Marina, es posible que te refieras a una frase del Che Guevara : "Hay que endurecerse, pero jamas perder la ternura".

Me parece muy acertada tu decision. Como este post es del 2005, me gustaria saber si has logrado tu proposito. Seguire leyendo para enterarme.

Un saludiño,
Morgausse