Wednesday, June 01, 2005

Así nos va

Cosas que puedes hacer para cambiar el mundo:

Primero: FUMA PORROS. Esto es fundamental. En este mundo de hoy, si no fumas porros no eres nadie. Es una forma activa de protestar contra el sistema, ¡claro que sí! Siéntate toda la tarde en un lugar y fuma, chaval. Que no te importe estar contribuyendo de forma activa a la explotación, los cultivos ilegales, las mafias y el enriquecimiento de unos pocos. Si estás más implicado, puedes hacer campaña a favor de la legalización del cannabis. Claro, tú tienes buenas intenciones, estás en contra de tooodas las cosas malas que implica su ilegalidad: entorpecer su uso terapéutico, las adulteraciones… ¡qué bueno eres! Pero mientras sigue fumando tu costo recién salido del culo de un moro, claro está. Eso, perdonad que os diga, es como comer jamón e ir a protestar al matadero.

Segundo: viste RARO. No hace falta que te favorezca; basta con que sea raro. Puedes emplear el mismo esfuerzo que una pija en componer tu ropa de hippie, pero sin duda lo tuyo estará mucho mejor visto por los de tu clan. Además, no es necesario que la ropa que llevas sea escogida en función de, digamos, sus materias no-animales, su fabricación artesana o su comercio justo, qué va; basta con que encaje con tu estilo. Tienes permiso para la incoherencia: llevar banderas de Jamaica sin tener ni puta idea de ese país, de los rastafari o de su ideología; usar camisetas del Ché sabiendo sólo que se apellidaba Guevara o ponerte una palestina al cuello sin poseer más noción del tema que la básica.

Tercero: haz malabares. Emplea horas y horas de tu tiempo en dominar un objeto (cariocas, bolas, mazas, palos chinos…) de la mejor forma posible. Luego emplea más horas y horas en mostrar a los demás tu habilidad. Aprovecha tu divina juventud y fórmate: ¡aprende malabares!

Cuarto: toca los timbales, la llamada de guerra de la revolución moderna. Tu sonido dotará al ambiente de ese aire chachi-étnico que hará que tú y los de tu grupo sintáis que sois diferentes. Muy bien. Si no sabes tocar los timbales, no pasa nada; cuando escuches a alguien que lo hace, di “qué guapo”, menea un poco las caderas y haz tu contribución al universo hippie-guay.

Quinto: hazte rastas, piercings, tatuajes. Sí señor; tú has aprendido que en este mundo lo importante es el exterior, y los grandes cambios, los de fuera. Ofrece una alternativa: en lugar de tatuarte el conejito de playboy, tatúate un tribal que signifique algo profundo.

Sexto (aplicable a diversos ámbitos de tu vida): haz lo mismo, pero diferente. Es decir: en ver de comprar en X, compra en Y; en vez de consumir pendientes de plata, consúmelos de madera; en vez de ir a tal bar, ve a tal otro; en vez de alisarte el pelo, hazte rastas… Y tú que creías, como Miguelito en el de Mafalda, haber salido del montón de los que ven la televisión… y ahora estás en el montón de los que no la ven. Putada, ¿eh?

Séptimo: sobre todo, vuelve al redil. Que todos tus hábitos de vida sean reversibles, ya sabes: esos que cambiarás cuando trabajes, te asientes y te conviertas en adulto. Ahora eres joven: haz el loco. Buscar cambios reales, duraderos y enriquecedores para ti y tu medio NO es el camino. ¿Nunca has pensado que si te vas tanto al extremo es porque sabes que algún día tendrás que volver?
Y luego, cuando tengas coche(s), casa(s), barco y Digital Plus, no te olvides de contarles a tus hijos lo alternativo que eras tú a su edad.

PD1: Que nadie se sulfure; no quiero generalizar. Quien quiera, que se de por aludido.
PD2: No, no me creo superior. Pero es que los hippy-pollas, como los llama mi amiga PK, me ponen muy nerviosa. Como le pasa a mucha gente con los pijos, solo que lo mío es políticamente menos correcto. Qué se le va a hacer.

2 comments:

Anonymous said...

Esto... ¿Lo has escrito tú o es el típico texto que te manda por email? Si es lo primero, está soprendentemente bien.

Mandarina said...

Es 100% made in Marina ;)