Monday, May 16, 2005

Cementerio de ideas

Llevo diez días casi sin respirar. O casi sin escribir, que es lo mismo. Hoy, por fin, me he decidido a coger el ordenador, porque si sigo sin dejarme tiempo para lo que más me gusta, me moriré.
Quería contaros muchas cosas. Se me ocurren ideas dispersas que no sé muy bien por donde enfocar. Quería hablaros de mí volviendo de Pamplona, cruzando en tren los paisajes húmedos y verdes de Navarra y pensando que sé muy poco de amor, pero lo que sé lo estoy aprendiendo a base de hostias. Quería contaros cómo me sentí cuando salí del metro de Madrid en Plaza de Castilla y me encontré en medio de las Torres Kio, que proyectaban una sombra enorme en la mañana soleada, contemplando a los repartidores de periódicos gratuitos y a los jovencitos con máster y corbata que cruzaban de un edificio a otro.
Luego fue pasando la semana, y quise contaros que mi madre, cuando estaba embarazada de mí, se tumbaba en la sala de ecografías del hospital las noches que tenía guardia y se dedicaba a pasarse el ecógrafo por la barriga y a mirarme en la pantallita. Me acordé de mi mayor enemiga de la infancia y me entraron ganas de escribir un cuento sobre ella. Subía y bajaba los 74 escalones de mi facultad y pensaba, rabiosa, en cuándo iba a tener tiempo para escribir, por fin, un cuento titulado "todos los ingenieros van al cielo" (mi título favorito), en lugar de colorear láminas del cerebro humano con rotuladores carioca (es a lo que me dedico últimamente).
Este fin de semana he estado en Madrid, y por el camino iba ensayando palabras para explica lo mucho que amo el paisaje andaluz, los olivos plateados, la tierra roja. Me acordé de "los amores inútiles", una frase que se me ocurrió hace tiempo y sobre la que quería escribir.
Ahora estoy aquí, cansada, con los ojos enrojecidos, pensando en todo lo que podría haber escrito y no he hecho, o peor aún: en todas las ideas que han muerto, pequeñitas y olvidadas, porque no he podido pensar en ellas el rato suficiente como para que se fijen en mi cerebro.

(Esto como muestra, para que veáis las joyas literarias que me está haciendo perder la puta psicobiología.)

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