Saturday, October 22, 2005

Dice Henry Miller...

Mientras salgamos de los úteros con manos y piernas, mientras haya estrellas sobre nosotros para volvernos locos y hierba bajo nuestros pies para amortiguar la curiosidad interior, el cuerpo nos servirá, hasta cierto punto, para silbar todas las posibles tonadas.

Y digo yo…

...mientras yo salga a la calle y en la persiana del local de enfrente ponga “te pienso tanto, Fabricia”, y llueva, y brille el pavimento, y una mujer me invite a compartir el paraguas; mientras siga despertándome de vez en cuando en casas ajenas con un calor dulce a mi lado, y siga bebiendo cervezas con mis amigos, y mirando fíjamente a más de un tío, y desviándonos mutuamente las miradas como el que saca balones fuera; mientras pueda seguir desayunando en la calle de cuando en cuando, oliendo a tostadas y a café recién hecho, escuchando el sonido de la leche al calentarse; mientras la PK se quiera quedar a dormir en mi casa después de salir de fiesta y pueda sacarle fotos a la mañana siguiente, envuelta en el edredón como un enorme gusano de seda; mientras el mundo me permita seguir haciendo regalos, leyendo libros, besando, mirando el cielo, contando días, oliendo flores…
… el cuerpo me servirá, sin duda, para silbar más de una tonada hermosa.

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